Corres sin prisa. Sin prisa encuentras el cauce de la
armonía.
Ligero movimiento… Suave vaivén de las cosas.
Te adentras poco a poco. A ritmo suave tocas al compás de la
somnolencia…
No es más que la pausa rítmica del corazón, que sin
detenerse busca la quietud de las soledades vacías, de los precipicios sin
fondo, de la negrura abismal, de los sueños jamás soñados, de las pérdidas de
memoria que son eternas en los míseros tiempos de nuestra inconsciencia.
Como en un vacío, me deslizo sin tiempo y sin forma, solo la
voz de las palabras son un tintineo hermoso que llena de ánimos esta negra
noche.
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