Ella voló desde la aurora hasta el olvido aquel día...
Me quede mirando el cielo que surcaban las gaviotas. Después baje la vista y la mire sonriendo a ella, que no era ella, era mi fantasía, mi sueño imposible. Me gusto ver el atardecer en sus ojos llenos de melancolía, llenos de una tristeza dulce, prematura; ella tan niña. Su mirada divina. Nuestra platica jamas planeada tomo rumbo a ningún destino, sólo sonrisas, solo sonrisas...
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