México es un país con un nivel de
desarrollo humano alto, y al mismo tiempo, con niveles inaceptables de pobreza.
La crisis que enfrenta la actual
Política Salarial a la baja –política que se ha promovido por cuatro décadas
por sectores oficiales– y la constante pérdida del poder adquisitivo, trajeron
un incremento de la pobreza y deterioro económico y social en el país.
Varios de los argumentos para
mantener el crecimiento del país mediante bajos salarios y exigir productividad
–argumentos impulsados en instancias internacionales y de varios ex secretarios
del trabajo– han colocado a las familias de los trabajadores en la precariedad
laboral y en la informalidad, formando parte importante de la situación
insostenible para la población trabajadora.
Tal situación se encuentra
vinculada con el ahorcamiento cada vez mayor de la economía mexicana; bajos
salarios, altos niveles de desempleo e informalidad, la expulsión de población
en forma de migración laboral y el paso de la pobreza a la miseria
generalizada.
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