La Revista Literaria de Londres
(LRB) preguntó esta semana a los políticos por los poetas y escritores que
suelen citar en sus discursos.
OSCAR GUARDIOLA-RIVERA
Es una prueba excelente de sus
calidades políticas y humanas. El objetivo no era estimar su gusto literario.
Se trata de reconocer que en el juicio estético está en juego la diferencia
entre imitar a figuras icónicas de la tradición, lo que demuestra un carácter
dependiente, y recibir ese legado creando a partir de éste diseños nuevos y
libres.
La LRB cita a Aristóteles, quien
en sus consejos a escritores y oradores observa que el logos o argumento de un
discurso no basta. Es necesario también presentar el ethos, la honestidad de
quien lo pronuncia, y el pathos, la capacidad de compartir el sentir de quienes
lo escuchan.
Aristóteles derivó sus consejos
de la estructura establecida de la tragedia. Asumió que como ocurre en ésta, el
pathos de un discurso debía pacificar los sentimientos de la audiencia tras
proyectar sobre un chivo expiatorio la culpa recíproca. Es su solución al
problema del mal y la violencia. Pero ello implica, como apunta el dramaturgo
brasileño Augusto Boal, distanciar a quien toma las decisiones de una audiencia
pasiva cuyo único papel sería participar en el sacrificio común del chivo
expiatorio. Ello quizás refleje la situación de una sociedad como la griega
antigua, en la cual la ambigüedad entre democracia, tiranía, y esclavitud permanece
irresuelta, mas no la de nuestras sociedades coloniales y modernas.
Al denunciar la esclavitud,
origen institucional del mundo moderno-colonial en el que aún vivimos,
escritores como John Milton y Mary Wolstonecraft supieron distinguir entre
quienes imitan la tradición y quienes la renuevan con independencia. Kant
distinguió a partir de la poesía de Milton el carácter ético-político de
quienes imitan al infundir entre las gentes el odio por algún chivo expiatorio,
y el más ejemplar de quienes buscan realizar la libertad. Durante su discurso
inaugural de la semana pasada el líder de los laboristas británicos Jeremy
Corbyn citó a Ben Okri y Maya Angelou, el uno nigeriano la otra afroamericana.
Al hacerlo rompió las reglas corrientes que sólo admitían ingleses en los
discursos políticos y reveló la continuidad colonial de supuestos
modernizadores. El conservador David Cameron había aludido a Kipling y
conminado a los jamaiquinos a dejar atrás el pasado esclavista colonial.
He preguntado a algunos de nuestros
jóvenes políticos por sus referencias literarias. El valiente periodista y
escritor Hollman Morris, hoy candidato al Concejo de Bogotá, citando a Galeano
recordó que quienes vinieron un 12 de octubre tenían la biblia y nosotros la
tierra. Al despertar, ellos tenían la tierra y nosotros la biblia. Ello prueba
su ejemplar carácter ético y político.
http://www.elespectador.com/opinion/sobre-politicos-y-poetas
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